Guía para descubrir cuál es tu estado de salud financiera

David L.

Tu salud financiera depende de la gestión que tengas sobre tu dinero. Es muy común que las personas lleguen a tener dinero, y no sepan cómo gestionarlo. Esto acarrea grandes problemas, que por cierto, también se le achacan al dinero.

El dinero, por sí solo, no es un problema. Y tampoco llega para resolver tus problemas de forma mágica. Mucho de lo que puedes hacer con el dinero, depende exclusivamente de ti, de tu conocimiento, de tu actitud y de tus hábitos.

Muchos creen que, en la ecuación de una buena gestión del dinero, debe estar incluida la cantidad, ya que, a mayor cantidad de dinero, podrás resolver mejor los problemas que tengas. Y esto es un error...

Índice de contenidos

Cómo está tu salud financiera

Me he topado con personas que ganan poco dinero y tienen una mejor salud financiera en comparación a otras que ganan mucho y sus finanzas personales son un desastre.

La cantidad de dinero que muevas, solo es un factor determinante cuando empiezas a usarlo a tu favor.

Y para usarlo a tu favor, debes tener buenos hábitos financieros. Este es el principio de la salud financiera.                                      

El problema del dinero es el siguiente: Si no lo sabes gestionar, se puede convertir en parte del problema, en vez de una solución. Pero te aclaro, por sí solo, no es el responsable de ello.

Para comenzar a tener una buena salud financiera, debes primero reconocer tus hábitos financieros. Esto para trabajar en cambiar los que se consideran malos hábitos, y potenciar los que son buenos.

Para ayudarte en eso, te presento la siguiente lista de buenos hábitos financieros básicos que te ayudarán a tener una buena salud financiera.

  • No gastes más de lo que ingresas.
  • Compra de manera inteligente.
  • Prioriza los gastos básicos y fijos.
  • Crea una reserva de emergencia.
  • Aprende a no comprar por impulso.
  • Presta atención a las ofertas reales.
  • Evita el uso de las tarjetas de crédito.
  • Planifica tu presupuesto.
  • Aprende a ahorrar.
  • Aprende a decir “No”.

¿Te identificas con alguno de ellos? Te aseguro que, si aplicas esto, tendrás una muy buena base para afrontar muchos problemas, y el dinero te podrá ayudar. Y además, podrás ver progresos en tus cuentas, que te harán preguntar ¿Cómo rentabilizo mis ahorros? Si te pasa esto, ya estás en un nuevo nivel de salud financiera.

Estos hábitos mostrados arriba, son la base para que empieces una vida con una buena salud financiera. Y en ninguno de ellos estamos tocando el tema del tamaño de tus ingresos. Puedes ganar poco, y aún así poder ahorrar e ir consiguiendo todas tus metas financieras, solo debes proponértelo.

Muchas veces, las personas tienen malos hábitos financieros, y ni siquiera lo saben... Las consecuencias suelen ser devastadoras.

Por eso es tan importante identificar, lo antes posible, tus malos hábitos, y en consecuencia, trabajar en cambiarlos.

La importancia de los buenos hábitos financieros

Mucha gente me ha preguntado cómo pueden identificar sus malos hábitos. Al principio parece broma, pero luego te das cuenta que, es algo recurrente. Y es que la mayoría de nosotros, ha tenido muy poca o nula educación financiera.

Si la educación financiera formara parte del plan de estudio en la escuela básica y media, nos ahorraríamos muchos problemas de adultos. Porque la educación financiera, potenciaría tus buenos hábitos financieros.

Y al tener buenos hábitos, tendrás buena salud financiera.

La educación financiera te serviría de guía para organizar y administrar tu propio dinero. Controlar y reducir los gastos, aumentar los ingresos, invertir y ahorrar, es parte de las actitudes que te pueden garantizar una buena salud financiera.

También es importante enfatizar que todo esto es aplicable en cada uno de nosotros, como individuos, pero también es aplicable en empresas, sean pequeños negocios o grandes corporaciones. Tener una buena salud financiera es primordial.

Una buena gestión financiera, haría que las finanzas de una empresa comiencen a crecer, influyendo directamente en su prosperidad y crecimiento.

Es fundamental para cualquier negocio, sea del tamaño que sea, tener una buena salud financiera, que le permita mantenerse en el sector y crecer.

Sin embargo, como ya te lo había adelantado, muchas personas no identifican sus hábitos financieros, por falta de conocimiento y educación. Y esto se transmite a las empresas, en menor o mayor grado.

El estrés financiero es parte de nuestras vidas, todo por no tener la base de conocimiento necesaria para que el dinero nos ayude a resolver los problemas.

Pero no nos podemos quedar en este punto. Es necesario que identifiques tus hábitos financieros y corrijas lo que te está afectando.  Para ayudarte, te presento una lista de buenos hábitos financieros básicos que debes poner en práctica de inmediato, y verás buenos resultados.

Los buenos hábitos financieros básicos

Si tu objetivo es lograr un buen nivel de bienestar económico, y no sabes por dónde empezar, este es un gran punto de comienzo. Identifica los siguientes hábitos en ti mismo, y si aún no practicas algunos de ellos, realiza la corrección y comienza inmediatamente.

Recuerda la definición de hábitos. Lo que vas a ver a continuación, debe ser parte de tu rutina diaria, que forme parte de ti y de tu visión. No lo hagas solo porque te lo dicen, o porque “debas” hacerlo como obligación.

Hazlo parte de tu rutina, debes hacerlo porque forma parte de tu visión, de tu objetivo, convencido que cada acción que tomes, por muy pequeña que sea, te servirá para cumplirlo. Sin medias tintas y sin esperas, toma las riendas de tu bienestar financiero, ¡DESDE YA!

Toma nota, y comencemos:

1. No gastes más de lo que ingresas

Este, sin duda, es un hábito que debes tener presente desde el vamos. Tan básico y primordial que pareciese que no necesita explicación. Y sin embargo, muchas personas no lo tienen claro.

Y es muy simple. Si gastas más de lo que ganas, sencillamente no podrás cubrir tus facturas. Tus egresos DEBEN SER MENORES SIEMPRE a tus ingresos, así ganes poco o mucho dinero.

No debes contar con “ingresos milagrosos”, o peor aún, “préstamos” para cumplir con los gastos mensuales. Y esto es más común de lo que crees. Gastas por encima de lo presupuestado en el mes, y luego no alcanzas a pagar las facturas, y mucho menos ahorrar.

Esto debes evitarlo a como dé lugar, tus gastos deben ser controlados.

Tomar como referencia tus propios ingresos, para controlar los gastos, debe ser tu primera tarea. Por eso, es muy importante que sepas la cantidad de dinero que ingresa a tus cuentas.

Toma nota de tus ingresos, si es un salario fijo, es mucho más fácil. A partir de allí, podrás saber lo que realmente puedes gastar mensualmente. Si tienes ingresos variables, saca un historial de tu cuenta y verifica el promedio de ingresos mensuales que tienes, y tomas este número como base.

Lo importante es que controles tus gastos, de acuerdo a este número. Si ganas poco o mucho, solo debes concentrarte en cubrir tus gastos y ahorrar. Cumple con tus facturas del mes y evita gastos superfluos y que realmente no sean necesarios.

Así que, saca papel y lápiz. Comienza por valorar tus ingresos, y luego haz una lista de tus gastos fijos y otra de gastos extras. Los gastos extras los identificas porque, no te afectan si no los haces.

Por ejemplo, comprar ropa que no usas, zapatos que solo usarás una vez, o la salida al restaurant de lujo, son gastos que puedes eliminar o reducir, y no te afectará en tu día a día.

Entre los gastos fijos, estarán los servicios básicos, la comida, el alquiler de tu casa, etc. Son gastos que no puedes dejar de hacer. Considéralos fijos. Si tus gastos fijos son mayores a tus ingresos, debes buscar la manera de subir tus ingresos a como dé lugar.

Cambiar de trabajo, pedir un aumento, adquirir más y mejores clientes, son acciones que debes tomar si tus gastos fijos son mayores que los ingresos. Esto realmente se da muy poco, porque por lo general, los sueldos están estudiados para cubrir los gastos fijos de una persona promedio.

Ya sabiendo que tus gastos fijos sean menores que tus ingresos, enfócate en los gastos extras. Te dijera que los borres de un plumazo, pero también es cierto, que muchos de los gastos extras, forman parte de tu hábito.

Debes ir eliminando estos gastos extras poco a poco, convencido que mejorarán tus finanzas y te servirá para tu objetivo final. Y lograr al fin, que tus ingresos sean mayores que tus gastos, todos los meses.

2. Compra de manera inteligente

Todo en esta vida tiene su precio. Y si necesitas realizar alguna compra, debes hacerlo de forma inteligente. Debes comprar productos y servicios, que sean más baratos en comparación al mercado, y que te satisfagan.

Esto puede entenderse de muchas maneras. Si compras algo barato, pero te dura muy poco, obligándote a recomprar, al final terminarías pagando más. Si compras algo costoso, pero es durable en el tiempo, se puede decir que hiciste una buena compra.

Pero sería aún mejor, si compras algo barato, que te dure en el tiempo. Esto es aplicable a productos y servicios. Debes buscar siempre una relación calidad-precio positiva para ti.

Para buscar una buena relación calidad precio, puedes investigar con usuarios, tomar referencias, buscar en internet, o simplemente ir de tienda en tienda. Y en donde puedas negociar el precio, hazlo, no te cohíbas. Es tu dinero el que está en juego, y debes valorarlo.

3. Prioriza los gastos básicos y fijos

Arriba te expliqué, que debes separar tus gastos en fijos y extras. Y debes identificar bien cuáles son esos gastos fijos. Son los gastos que no puedes dejar de hacer.

Y si no los puedes dejar de hacer, deben ser prioritarios. Debes concentrarte en pagar las facturas que están relacionadas con estos gastos. Todo lo demás puede esperar.

Muchas veces pasa, que incurres en gastos extras, sin tomar la previsión de cumplir con los gastos fijos, y esto es un grave error. No le estás dando la importancia debida a estos gastos, y puede presentarte problemas.

La comida, la renta del alquiler, los gastos de transporte, la escuela de los niños, el condominio, los servicios públicos, son ejemplos de gastos fijos, que debes colocar como prioritarios en tu lista.

Y sin dejar de quitarle prioridad, estos gastos deben estar controlados. Por ejemplo, si gastas en taxi para ir al trabajo, prueba cuanto te puedes ahorrar usando el transporte público. Verifica tus consumos de agua o electricidad, y comprueba si puedes ahorrar, y lo que debes hacer para ello.

Estoy consciente que existen gastos fijos que no podrás cambiar, solo concéntrate en bajar los que puedes bajar, y sobre todo, tener el dinero disponible para pagarlos.

4. Crea una reserva de emergencia

Si llegas a tener algún tipo de emergencia, y no tienes el dinero para cubrirla, de seguro recurrirás a un préstamo. El problema de los préstamos, es que deben entrar en tu presupuesto, y lo desbalancearán.

Para evitar esto, debes tener prevista una reserva de emergencia. Es un hábito que te sacará de problemas, podrás resolver de manera inteligente, y no te afectará el presupuesto.

Una reserva de emergencia, puede ser del monto que tú quieras. Siempre que sepas que te podrá servir para cualquier eventualidad. Por lo general, se dice que una reserva pequeña puede ser el equivalente a tres meses de salario o ingresos mensuales.

Y para la mayoría de los entendidos, sería suficiente para casi cualquier eventualidad, una reserva que equivale a ocho o diez meses de tus ingresos. El monto, depende de ti.

Pero… ¿Y cómo puedo crear una reserva? Simple… Ahorrando. Al gastar menos de lo que ganas y controlando tus gastos, podrás comenzar a ahorrar sin problemas.

Es difícil, lo sé. Nadie ha dicho que sea fácil, pero debe formar parte de tus hábitos. Y recuerda que lo difícil de un hábito, es su inicio, luego lo harás sin titubear.

La reserva de emergencia debe estar disponible para ti, 24/7. Así que, fija un monto al que quieras llegar como objetivo, y usa una cuenta de ahorro que ya no uses. Allí, coloca cierta cantidad de dinero mensual, hasta llegar al monto planificado.

Recuerda que esto lo harás de acuerdo a lo que estés ahorrando, así que puede que te tardes un poco, pero no abandones el objetivo. Y si llegas a tener algún ingreso extra, puedes agregarlo aquí para acortar el tiempo.

5. Aprende a ahorrar

El ahorro debe ser parte de tu vida financiera. Es el arma que tienes para lograr esa estabilidad financiera tan anhelada. Ahorrar es la base para poder llegar a tus metas.

Debe ser un hábito en ti, ahorrar un porcentaje mínimo en cada ingreso mensual. Empieza con el 10% de tus ingresos. No es un monto difícil de ahorrar, y te servirá como entrenamiento.

Luego, intenta subir esta cifra. Recuerda que debes crear el fondo de emergencia, además de los otros objetivos que te propongas. Esto lo harás, siempre controlando los gastos, y haciendo todo lo posible por subir tus ingresos.

6. Aprende a no comprar por impulso

En estos tiempos en los que la publicidad hace estragos en la población, controlar los impulsos de compra se hace bastante difícil. Pero es algo que debes trabajar inmediatamente.

La mayoría de las compras por impulso, entran en los gastos extras. Así que, mantener estos gastos extras al mínimo, se convierte en algo titánico, sobre todo, porque la mayoría no tenemos el hábito del ahorro.

Cuando sientas la necesidad de comprar algo… hazte las siguientes preguntas:

  • ¿En realidad lo necesito?
  • ¿Obtengo algún beneficio al comprarlo?
  • ¿Tengo dinero disponible, después de priorizar los gastos fijos?

Para que procedas a realizar la compra, la respuesta debe ser “Sí” a estas tres preguntas. Todo lo que compres, debes necesitarlo, debe ser beneficioso y además, debes tener el dinero disponible.

Y si usas la tarjeta de crédito para este tipo de gastos por impulso, es peor. Te saldrá mucho más costoso y te desbalanceará el presupuesto. Y sobre todo, es un dinero que estás dejando de ahorrar.

7. Presta atención a las ofertas reales

Y hablando de la era de la publicidad, muchas veces te verás envuelto en ofertas que son engañosas. Si después de analizar un producto, has tomado la decisión de comprarlo, debes buscar el mejor precio.

En la búsqueda del mejor precio, puedes encontrar promociones y ofertas que pueden estar tomándote el pelo. Pero también verás promociones muy buenas, que puedes aprovechar.

Por ejemplo, necesitas un teléfono y has tomado la decisión de comprar uno. Pero sabes que las telefónicas hacen promociones por días especiales, como por ejemplo San Valentín o la llegada de diciembre, o el Black Friday.

Entonces, es preferible darte un tiempo y esperar para aprovechar estas promociones, que por lo general, son muy serias y reales.

Otro ejemplo puede pasar en los supermercados. Existen promociones, en las que te dicen, que al comprar un monto específico en productos, te harían una rebaja. Pero no haces nada comprando cosas que realmente no necesitas, solo por querer acceder al descuento.

Ahora, si llegas al monto de la promoción comprando realmente lo necesario, allí sí es aprovechable el descuento. Solo debes verificar que los precios individuales no estén inflados.

8. Evita el uso de las tarjetas de crédito

Parece algo difícil de hacer, pero debes hacerlo. Por lo general, los intereses de las tarjetas de crédito son bastante altos, y terminas pagando por un producto hasta el doble o el triple de su valor.

Sé que las tarjetas de crédito son una oda a la comodidad y al consumo. Y que, las facilidades de pago son realmente muy atractivas. Pero si este tipo de gastos se salen de control, tu presupuesto se irá al piso, y no podrás ahorrar.

Puedes usar la tarjeta de crédito, para gastos excepcionales y de emergencias. Estos gastos, debes colocarlos en tu presupuesto, incluyendo los intereses generados.

Si haces el mismo gasto, pero usando la reserva de emergencia, notarás que sale más económico que usar la tarjeta de crédito. Por ello, debes crear tu reserva para emergencias, y evitar la tarjeta de crédito.

9. Planifica tu presupuesto

Sabes que debes tener un presupuesto creado, de acuerdo a tus ingresos y egresos, de eso no cabe duda. Pero de lo que te hablo es que des un paso más allá. Utiliza tu presupuesto para planificar objetivos.

Por ejemplo, el primer objetivo que debo tener en cuenta, es controlar los gastos para aumentar el ahorro, y llegar al monto de fondo de emergencia que me puse como meta, lo más rápido posible.

Luego, de llegar a una meta específica, ve por otra. Puede ser dar la inicial para una casa, o para un coche, o para invertir. La idea es que uses tu presupuesto como base para llegar a tus metas, y que esas metas estén claras en el mismo presupuesto.

10. Aprende a decir “No”

No parece difícil hacer esto, y sin embargo lo es. Cuando ya muchas personas vean que están mejorando tus finanzas, sean amigos o familiares, te pedirán ayuda económica. Y debes saber a quién realmente puedes ayudar. Esta es una situación más común de lo que podemos imaginar.

Si ayudas prestándole dinero a alguien que tiene problemas financieros, de seguro no te pagará, y te podrá crear un problema financiero a ti. En estos casos, lo mejor es decir “NO”. Saber decir “no” es fundamental para no perder el control de los gastos.

Sin embargo, esto no significa que dejes de ayudar. Puedes ayudar de acuerdo a tus posibilidades, sin que afecte tu presupuesto y tus metas.

La importancia de tu salud financiera

Realizar una buena gestión de tu propio dinero, es fundamental para que puedas garantizar tu propio bienestar y el de tu familia. Por lo tanto, el cambio de hábitos es el primer paso para que todo sea posible.

Además de evitar que pierdas tu dinero o adquieras deudas, una buena salud financiera también te ayuda enormemente en tu salud mental y física. Dejas de preocuparte por tus finanzas, porque realmente las tienes bajo control.

La preocupación constante por las finanzas puede provocar enfermedades graves, como hipertensión, depresión, ansiedad, trastornos del sueño y de la alimentación, entre muchas otras.

Así que no lo pienses más, y comienza desde ya tu cambio de hábitos en pro de tu salud financiera.


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